Hay algunos malentendidos sobre la naturaleza de la meditación que impiden a muchas personas intentar aprender esta habilidad tan valiosa y transformadora. La meditación no es lo que la mayoría imagina. No tienes que sentarte con las piernas cruzadas, con un punto púrpura pintado en la frente, repitiendo la palabra “ohm” una y otra vez, como una mala canción que no puedes sacar de tu mente. La meditación consiste en conectar con tu yo interior ralentizando tus actividades y aquietando tu mente. Meditar es hacer tiempo para escuchar a tu ser interior.
La meditación es un proceso que adopta muchas formas. Puede ser correr largas distancias, contemplar el fuego en una chimenea (mientras haya fuego, claro), tomar el sol en la playa, practicar tai-chi o incluso levantar pesas, que son ejemplos comunes de meditaciones en movimiento. Estas formas permiten que tus pensamientos se ralenticen y que tu mente se vuelva reflexiva. Todos tenemos la capacidad de entrenar nuestra mente para conseguir el mismo efecto sin necesidad de correr diez kilómetros o ir a la playa. Las meditaciones en movimiento tienen una limitación: la persona debe prestar atención al mundo físico, lo que reduce la claridad y la guía que tendrían si cerrasen los ojos y dirigiesen toda su atención hacia el interior.
La meditación silenciosa o guiada consiste en encontrar una posición cómoda en un lugar donde no te molesten, cerrar los ojos y retirar tu atención del mundo exterior para enfocarla en tu mundo interior: reflexionando, relajándote y recibiendo. Esto es lo que llamo el arte de la meditación. Existen muchas grabaciones de meditaciones guiadas que te ayudarán a entrar en ese espacio interior de forma efectiva y pueden ser útiles para principiantes. Sea cual sea la forma de meditación que elijas, es útil entender la función de la meditación, que es común a todas las formas.
La primera función de la meditación es ralentizar la actividad de las ondas cerebrales, lo que a su vez ralentiza tu proceso de pensamiento. Observa que no he dicho eliminar o detener el pensamiento. Es imposible eliminar los pensamientos. Este mito es una de las razones más comunes por las que los principiantes abandonan esta maravillosa habilidad. Erróneamente piensan que si tienen un pensamiento, han arruinado la experiencia. La meditación te permite desplazar tu atención fuera de tus pensamientos y ralentizar tu proceso mental. Cuando tu pensamiento se ralentiza, el espacio silencioso entre cada pensamiento es donde puedes recibir destellos de comprensión de tu Alma. Esa comprensión siempre ha estado ahí, pero no la habrías notado debido al flujo constante de pensamientos que a menudo domina la mente.
Entender la función de tu vida te proporciona la mayor libertad para comenzar a cumplir tu destino. ¿Cómo funcionas en la vida? ¿Eres un maestro natural? ¿Sanador? ¿Comediante? ¿Solucionador de problemas? ¿Motivador? ¿Buen oyente? Lo que te resulta natural es parte de tu naturaleza y se convierte en tu modo de funcionar en la vida. Revisa tu historial: ¿cuál fue el denominador común en los trabajos que realmente disfrutaste? Observa tus relaciones: ¿cuál es el núcleo que te da sentido y propósito? Escucha lo que te han dicho sobre tus fortalezas, talentos y dones. Pensar en estas áreas puede revelar la función de tu destino. Tómate tiempo para explorar lo que te resulta natural.
No te frustres al comenzar, es natural tener muchos pensamientos durante la meditación. Aquí tienes algunas formas efectivas de manejarlo. Por ejemplo, intentas meditar pero tu ego se preocupa por un informe pendiente en el trabajo y parece difícil dejar de pensar en ello. Lo primero es no luchar contra ello. Escucha tus preocupaciones internas y luego déjalas ir. Si no puedes parar tus pensamientos (tengo que acabar ese informe para el martes por la mañana), simplemente respira profundamente y al exhalar imagina que soplas ese pensamiento fuera de tu cabeza. Quizás imagines que las palabras están escritas en una pizarra y que las borras con tu exhalación. Esto envía un mensaje muy claro a tu mente subconsciente. Luego centra tu atención en profundizar. Recuerda que es muy natural tener pensamientos mientras aprendes a meditar.
Otra técnica para acabar con las distracciones es decir mentalmente a esos pensamientos molestos: “Te escucho, gracias, ahora puedes marcharte.” Pensar estas palabras en silencio confirma a tu subconsciente que el mensaje ha sido recibido y el mensajero puede irse. Sé paciente y recuérdate que el objetivo de la meditación no es eliminar el pensamiento, sino ralentizarlo. En el espacio entre pensamientos es donde encontrarás las soluciones a tus problemas y comenzarás a resolverlos.
La meditación es una técnica poderosa para dominar tu vida y ser más consciente de tu verdadero yo. Su verdadero propósito es desplazar tu conciencia del mundo exterior al interior, donde comienza todo cambio. La meditación te ofrece una pausa consciente en tu actividad diaria para conectar con tu poder interior.
A nivel espiritual, la meditación es un ritual para comunicarte con tu Alma y recibir guía, sanación y sabiduría desde dentro. A nivel mental, aporta claridad y puede revelar una comprensión más profunda de cómo vives y qué pensamientos o creencias te frenan. A nivel emocional, meditar te ayuda a conectar con tus sentimientos y resolverlos de forma constructiva, produciendo una paz interior profunda. A nivel físico, la meditación reduce el estrés y, practicándola regularmente, renovará tu energía y resistencia física. La siesta que se practica en muchos países es una forma estupenda de recuperar el equilibrio en una vida ajetreada, aunque sea sólo con quince minutos de meditación en la pausa para comer en el trabajo.
La meditación es una forma de escuchar la pequeña y silenciosa voz del espíritu de la verdad. Ya practiques meditación silenciosa, en movimiento o guiada, pronto descubrirás la sabiduría infinita que habita en ti, esperando ofrecerte guía y paz interior.
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